VALORAMOS LA LIBERTAD
Esta semana nos han visitado los usuarios del Centro de Inserción Social de Zamora (C.I.S), acompañados de los educadores de ADES, que por medio del programa Reincorpora de la Obra Social “La Caixa”, han podido facilitar la inserción laboral de 28 internos del Centro Penitenciario de Topas. Han seguido una formación “InOut”, por la cual en la fase “In”, durante unos cuatro meses, los internos han llevado a cabo la limpieza de mobiliario y superficies en diferentes edificios del centro penitenciario de Topas, para posteriormente pasar a la fase “Out”, en la que realizan una búsqueda activa de empleo, recibiendo orientación laboral y trabajando competencias transversales, como es en este caso la socialización y compartir su experiencia de vida con la sociedad, en este caso con los jóvenes del Centro Menesiano ZamoraJoven.
La sesión ha durado una hora y media aproximadamente, en la que los usuarios del C.I.S han compartido su experiencia de vida, la que les ha llevado a pasar algún tiempo en centros penitenciarios, en algún caso un tiempo muy largo, como son casi 14 años, en los que han tenido que pasar un proceso personal y social especialmente duro.
Nos han contado como es la vida en un centro penitenciario, como es la convivencia, que se hace en el día a día de un recluso, como se han sentido, antes durante y después…
Todos coinciden en que la libertad es el bien más preciado que uno tiene y que por desgracia no lo valoramos hasta que lo perdemos. Dicen que la cárcel no se la desean a nadie, que no quieren ni pensar en lo que volvería a ser estar allí metidos, y que es especialmente dura, para cualquier persona, por entera y fuerte que pueda parecer esa persona. La condena les pone en una disposición de vida en la que se dan cuenta que han tocado fondo, que no pueden estar peor, en la que son conscientes que a partir del momento en el que se cierran detrás de ellos las puertas del centro penitenciario, en ese momento, dejan de sentirse personas libres, dejan partes de su vida en el exterior. Un exterior, una sociedad que no frena en su avance, mientras que dentro de la cárcel parece que el tiempo se detiene y que se vive al margen de toda la sociedad. La familia, los amigos, el trabajo, los sueños y las ilusiones, son papel mojado que se emborrona con el sentimiento de no saber que va a suceder en los meses o años en los que van a estar recluidos. La vida en la cárcel es dura, no solo por lo que todos podemos pensar, sino porque te sientes impotente ante cualquier cosa que esté sucediendo fuera en la que no puedes estar presente, nacimientos, muertes, eventos importantes, o algo tan simple como un café después de comer. Mucho tiempo desenado la ansiada libertad. Libertad que estos usuarios del C.I.S están ganando de pleno derecho, mejorando su futuro y mejorando sus capacidades para poder reinsertarse de manera correcta en la sociedad. Una sociedad que los mira con recelo y desconfianza, algo que ellos sienten que es así, dicen que en ocasiones es posible que solo esté en su cabeza, pero si la gente no sabe lo que ha pasado en su vida y dónde han estado… mejor.
Nos dicen cómo se vive, como se “funciona dentro de una prisión”, de cómo se compra, cómo se gana dinero participando en talleres laborales, de cómo hay que intentar que la cabeza sea fuerte para pasar el día a día, día a día, día a día.
No recomiendan esa vida a nadie, sus consejos nos sirven para darnos cuenta que la vida tiene que ser para vivirla y no para sufrirla, para vivirla en libertad, en paz con los que nos rodean, en paz con nosotros mismos.